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Según información nacional, Estados Unidos prevé no admitir más de 45.000 refugiados en el próximo año, con un límite regional de 19.000 para África, 17.500 para el Cercano Oriente y Asia meridional (que incluye a la mayoría de los países del Oriente Medio), 5.000 para Asia oriental y 2.000 para Europa y Centro Asia, y 1.500 para América Latina y el Caribe.
El nuevo tope es el más bajo en décadas para el programa de admisión de refugiados en los Estados Unidos y marca una caída especialmente pronunciada en los últimos años.
Los datos del Departamento de Estado muestran que un poco más de 53.000 refugiados han sido reasentados en Estados Unidos este año fiscal actual, que ya termino.
Con las nuevas cifras, la secretaria de Estado Rex Tillerson y la secretaria interina de Seguridad Nacional Elaine Duke que compartieron con los miembros del Congreso, la administración está limitando aún más el reasentamiento.
Como candidato presidencial, Trump a menudo criticó el programa de refugiados de Estados Unidos, insistiendo en que los procedimientos de investigación eran insuficientes para eliminar a los solicitantes que pudieran representar un riesgo para la seguridad nacional.
A los pocos días de tomar posesión de su cargo, Trump firmó una orden ejecutiva que impuso una suspensión de 120 días en todas las administraciones de refugiados y estableció un límite global de 50.000 refugiados para el año. Esa orden fue posteriormente revisada, y se convirtió en el objeto de una prolongada batalla legal que aún está bajo consideración en la Corte Suprema.