Adela Cedillo es residente de Madison, que actualmente se encuentra en México. Escribe desde la Ciudad de México sobre la reacción en el país vecino a la elección de Donald Trump

Adela Cedillo
Adela Cedillo es una residente de Madison que actualmente se encuentra en México. Escribe desde Ciudad de México sobre la reacción en el país vecino a la elección de Donald Trump.
La victoria de Trump está generando un sentimiento anti-Estadounidense popular muy fuerte en México. Los Mexicanos de por sí tienen una relación de amor-odio con los Gringos; rechazan su dominio político y económico sobre la nación, pero adoran su colonización cultural. Me duele escuchar generalizaciones burdas sobre los Estadounidenses, como si todos fueran unos fascistas despreciables; se siente raro tener que recordarles que los Estadounidenses son como cualquier colectivo humano: tienen hombres y mujeres buenos, malos, estúpidos, geniales, egoístas, indiferentes, comprometidos, etc. Cuando insultan a los gringos como si todos fueran “Trumpistas,” mi corazón se encoge al pensar en mis amigos Estadounidenses que son nobles, solidarios y con conciencia social. La ola de fascismo cultural por la que atravesamos propicia que los racistas se sientan autorizados para insultar a cualquier persona no blanca, mientras que de forma defensiva los no blancos pensarán que todos los blancos son racistas; y eso a quién beneficia o cómo nos ayuda a superar estos tiempos oscuros? El nivel político, moral y cultural de los racistas suele ser extremadamente bajo (aunque también hay racistas con doctorado), sin embargo, no debemos rebajarnos a ese nivel; nuestra primera tarea es diferenciarnos, desenmarcarnos por completo del marco mental del racismo, que es basado en estereotipos y generalizaciones. ¡Nosotros no somos como ellos!