La afluencia de 57 mil niños migrantes procedentes de Centroamérica ha conducido a Barack Obama a incrementar las deportaciones en momentos en que, por otra parte, se preparaba a permitir que más personas que están indocumentadas en el país pudieran quedarse. Aunque los funcionarios de la Casa Blanca insisten en que Obama no tiene intención de dar marcha atrás en su promesa pública de usar órdenes ejecutivas para “arreglar lo más que se pueda de nuestro sistema de migración”, reconocen que la crisis ha hecho que esto sea mucho más difícil.
Cómo una señal de la presión que se ejerce sobre el Presidente desde todos los sectores, los aliados demócratas de Obama en el Congreso, incluyendo la representante Nancy Pelosi de California y los miembros del Caucus Hispano, se han comprometido el pasado miércoles 6 de agosto, a oponerse a sus planes para hacer la deportación de los niños más expedita
“¿El único proyecto de ley de inmigración que vamos a tener, es uno que hiere a los niños?”, dijo Pelosi en una entrevista.
El miércoles por la noche, altos funcionarios del gobierno llevaron a cabo una reunión informativa sobre la cuestión fronteriza para un centenar de senadores, mientras encuestas recientes muestran que la gran mayoría de los estadounidenses desaprueban la forma en que Obama está manejando la crisis fronteriza, así como el apoyo crece para una reforma migratoria amplia. En las oficinas del Ejecutivo como en los Departamentos de Justicia y de Seguridad Interior, los abogados del gobierno trabajan para encontrar motivos legales que permitan acelerar la deportación de niños centroamericanos en la frontera; mientras al mismo tiempo, se preparan para facilitar las deportaciones de migrantes con largas residencias en el país.
El desafío, según los abogados dentro y fuera del gobierno, es evitar ser arbitrario en la decisión de quién se debe ir y quién se puede quedar.
“Es jurídicamente complicado”, dijo Cecilia Muñoz, directora del Consejo de Política Nacional en la Casa Blanca y asesor de inmigración superior del Sr. Obama. “Eso siempre iba a ser verdad. Es sólo en el alivio más alto ahora”.
Al mismo tiempo, los miembros del equipo de Obama que juegan roles influyentes en la modificación de las políticas unilaterales; están a su vez, inmersos en el debate urgente sobre las herramientas que tiene la administración para acelerar el retorno de los niños que cruzan de forma ilegal a Estados Unidos, sin acompañamiento paternal. El secretario de Seguridad Interior, Jeh Johnson, ha viajado a la frontera cinco veces desde mayo. En Washington, Johnson hace visitas diarias a Capitol Hill para informar a los legisladores sobre la crisis y generar apoyo para una solicitud de US$3.7 mil millones de financiamiento de emergencia para que el Presidente haga frente al aumento de arribos de población centroamericana.
“Operacionalmente, tienen una enorme carga de trabajo en este momento, para la misma cantidad de personas y agencias que estarían involucrados en cualquier tipo de nuevo programa”, creado por orden ejecutiva, dijo Doris Meissner, quien se desempeñó como comisionada del Servicio de Inmigración y Naturalización en la administración Clinton.
En una reunión el pasado miércoles 6 de agosto con legisladores hispanos, Obama, expresó al grupo que la crisis fronteriza y sus planes para alivianar algunas deportaciones se había enredado en la mente del público. El senador Robert Menéndez, demócrata por Nueva Jersey, dijo después de la reunión que el Sr. Obama reconoció que la crisis fronteriza “afecta el sentimiento del público en general acerca de, usted sabe, hasta dónde se puede llegar sobre estas cuestiones”. En lo político, el aumento de cruces fronterizos ha permitido a los conservadores aprovechar la crisis como nueva evidencia de que las políticas de Obama están invitando a la inmigración ilegal a través de una frontera —porosa aún— y ha puesto una vez más al presidente Obama en desacuerdo con muchos demócratas y activistas de inmigración.
Pero el representante Luis V. Gutiérrez, demócrata de Illinois, dijo que la reunión le da esperanza acerca qué punto el Presidente podría llegar este verano, al perdonar a algunos inmigrantes de la deportación.
“Lo que le solicitamos al presidente fue esto: Ser tan amplio y generoso como los republicanos han sido pequeños y mezquinos”, dijo Gutiérrez. “Estuvo de acuerdo [Obama] en que será ser lo más amplia posible”.
Pero la actual crisis fronteriza frontera, “ha complicado el problema para todos nosotros”, explicó Gutiérrez.
Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que el presidente estaba al tanto de la explosiva situación política de la crisis de la frontera, cuando prometió en el “Rose Garden” —el pasado 30 de junio— que estaba listo para anunciar las acciones ejecutivas a finales de este verano.
En ese momento, el presidente Obama llamó al incremento de niños desde América Central “crisis humanitaria actual en la frontera”, y dijo que “Sólo pone de relieve la necesidad de abandonar la política y arreglar nuestro sistema de inmigración de una vez por todas”.