En 2016, un estimado de 26,7 millones de latinos serán elegibles para votar. En algunos estados ese voto será tan importante que significa simplemente la diferencia entre ganar o perder. Por ejemplo sin el voto latino un candidato no puede ganar en Colorado el 2016, y con una carrera nacional de cerca, no ganar en Colorado, probablemente signifique no tener acceso a la Casa Blanca.
Mientras eso ocurre a nivel federal, a nivel estatal, una ofensiva reaccionaria busca tomar mezquina ventaja de una mayoría circunstancial, y lo hace con el grupo vulnerable más a mano: las miles de familias hispanas que son o cuentan con algún miembro indocumentado en ellas.
Es una estrategia miserable, utilitarista y peor aún, mal disimulada con la fachada de querer mejorar las cosas en materia de seguridad. Si de verdad desearan mejorar la seguridad preguntarían a las comunidades vulnerables que necesitan ellas para poder prosperar junto al resto de Wisconsin.
Mientras que el partido republicano de Wisconsin es arrastrado en un concurso inútil sobre quién puede ser más agresivo en materia de inmigración, pensando que un futuro bloque de votantes hispanos no les apoyará. Mientras suenan hostiles hacia los familiares y amigos de los ciudadanos hispanos.
Una soberana estupidez pues en general los latinos no votan necesariamente en bloque. Las personas hispanas individuos, como cualquier otro, vota según sus propios intereses y valores, independiente de la forma en que la sociedad les clasifica.
Los latinos de Wisconsin, buena parte llegada hace uso diez años atrás, quieren oportunidades para tener éxito. Quieren mejores escuelas para sus hijos; carreteras seguras; una economía sólida y seguridad pública. Buscan también la protección del gobierno, en fin, desean una buena política pública.
Nada de esto es complicado o mágico, los representantes que han presentado una serie de legislación anti-migrantes podrían alcanzar los objetivos que pretenden, como seguridad en las carreteras, mejor control del delito no buscando atacar a los trabajadores migrantes; sino al revés, escuchándolos y legislando junto a ellos. Carreteras, barrios y hogares más seguros son necesidades comunes, incluso urgentes para los nuevos llegados de hispanoamérica.