Junto con darles la bienvenida aquí, estoy ansioso por compartir que esta congregación proclama la bienvenida.
Nos esforzamos a ser personas amables, porque eso es lo que creemos y entendemos que Dios es: un Dios de amor incondicional y abundante bienvenida.
Esa bienvenida de este lugar se ha extendido especialmente a aquellos que han sido hechos de otras maneras sentirse fuera de lugar, oprimidos u hostigados, no deseados.
Tal animosidad no debe tener lugar en nuestra comunidad, en nuestra cultura, en esta sociedad, y mucho menos en una nación que a menudo intenta calificarse como “cristiana.”
Desde la perspectiva de nuestro Dios, todos somos declarados familia, iguales y amados.
Desde la perspectiva de Jesús, debemos ser vecinos de cualquiera en tiempos de necesidad.
Y sin embargo, eso no ha sido proclamado por nuestro gobierno ni por la voz dominante de nuestra cultura. En lugar de eso, han dicho que algunos no son bienvenidos, que algunos son categorizados como los peores, que algunas familias no importan y que algunas ni siquiera merecen la protección garantizada del debido proceso en un sistema justo.
Porque nuestra congregación ha oído que esos temores se han vuelto tan amenazantes para la población de inmigrantes y refugiados, y porque nuestra fe se basa en la confianza del estímulo repetido de Dios con las palabras “no tengas miedo,” la Comunidad Cristiana de Madison dice “¡Santuario Para inmigrantes y refugiados!” y se ha unido a la Coalición de Santuario de Dane y más de 1000 congregaciones a nivel nacional como una de las congregaciones locales hasta el momento que han acordado servir como congregaciones santuarios y anfitrión para aquellos que son valorizados y miembros valiosos de nuestra sociedad, no sólo amados por sus propia familias sino amados en medio de la familia humana de Dios.
En esta congregación estamos preparándonos para el posible caso de dar la bienvenida a un individuo que se enfrenta a una deportación que dañaría su vida, quebraría a su familia y rompería el bien de nuestra comunidad, como parte de dar a esa persona un lugar públicamente visible para morar mientras espere una audiencia legal y exponer a nuestra sociedad cómo podemos y debemos hacer mejor en dar la bienvenida y el cuidado mutuo.
Esto es lo que entendemos como la petición de nuestros vecinos locales y nuestra vocación como cristianos en el mundo de Dios.
Estamos unidos. Permanecemos juntos. Gracias, y de nada.