Por Rafael y Gladys Viscarra
La Comunidad News Online

Madison, la capital del estado de Wisconsin, es mucho más que una ciudad universitaria rodeada de lagos y conocida por su activismo progresista. Para miles de familias inmigrantes, esta ciudad y el condado que la acoge, Dane, representan un faro de esperanza en medio de un clima político a menudo hostil hacia los inmigrantes. Este lugar es considerado, en la práctica y en espíritu, una “CIUDAD SANTUARIO”.
El término “ciudad santuario” no tiene una definición legal única. Generalmente se refiere a municipios que adoptan políticas para limitar su cooperación con las autoridades federales de inmigración, en particular con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés). Aunque estas políticas varían en su alcance, todas comparten un propósito común: proteger a los inmigrantes indocumentados de la deportación innecesaria y fomentar la confianza entre las comunidades inmigrantes y los gobiernos locales.
La Declaración de Madison
En 2017, en respuesta a las crecientes redadas y amenazas de deportación tras la llegada del gobierno de Donald Trump, el Ayuntamiento de Madison reafirmó su compromiso con los inmigrantes. Aunque Madison ya había aprobado políticas inclusivas desde 1989, el concejo aprobó una resolución que reiteraba que sus funcionarios de policía no intervendrían en asuntos relacionados con el estatus migratorio. De hecho, la Policía de Madison tiene una política clara: no pregunta por el estatus migratorio de las personas detenidas ni colabora directamente con ICE a menos que haya una orden judicial.
En palabras de la exalcaldesa interina Satya Rhodes-Conway, “Madison es una ciudad que cree en la dignidad de todos sus residentes. Aquí, nadie debe vivir con miedo por su estatus migratorio”.
Condado de Dane: Compromiso Más Allá de la Ciudad
Este espíritu de acogida también se extiende al nivel del condado. Dane County, uno de los más progresistas del estado, ha adoptado políticas similares que limitan la cooperación con ICE. Por ejemplo, la cárcel del condado no honra solicitudes de retención migratoria (detainers) de ICE si no vienen acompañadas de una orden judicial firmada por un juez. Esto significa que una persona no puede ser retenida simplemente porque ICE lo solicite.
Además, el condado ha destinado fondos para brindar asistencia legal a inmigrantes que enfrentan procesos de deportación. A través de alianzas con organizaciones como el Centro Hispano, el Catholic Multicultural Center y Voces de la Frontera, se ha creado una red de apoyo legal y comunitario que ayuda a las familias inmigrantes a conocer y defender sus derechos.
¿Qué Significa Ser una “Ciudad Santuario” en la Práctica?
Para muchas personas fuera de la comunidad inmigrante, el término “ciudad santuario” puede parecer abstracto. Pero para quienes viven en el limbo de la incertidumbre migratoria, estas políticas pueden marcar la diferencia entre una vida estable y una separación familiar devastadora.
María (nombre ficticio), una madre guatemalteca que vive en el lado sur de Madison, lo explica con emoción: “Yo sé que todavía tengo que tener cuidado, pero aquí me siento un poco más segura. Puedo llevar a mis hijos a la escuela sin miedo a que me detengan por cualquier cosa. En otros lugares eso no pasa”.
Este sentimiento de relativa seguridad ha fomentado la integración de los inmigrantes en la vida social y económica de Madison. Padres inmigrantes se involucran en las escuelas públicas, pequeños negocios latinos florecen en vecindarios como South Park Street, y los trabajadores migrantes son parte esencial de sectores clave como la construcción, la agricultura y los servicios.
El Debate Político en Wisconsin
Sin embargo, no todo es armonía. La idea de las “ciudades santuario” ha sido fuente de controversia en el ámbito estatal. Varios legisladores conservadores han intentado, sin éxito hasta ahora, aprobar leyes que prohíban las políticas de santuario en Wisconsin. Proyectos como el SB275 y propuestas similares han buscado obligar a los gobiernos locales a colaborar con ICE y castigar a las ciudades que se nieguen.
Las autoridades de Madison y del Condado de Dane han respondido con firmeza. Para ellos, estas leyes no solo socavarían la confianza entre las fuerzas del orden y las comunidades inmigrantes, sino que también pondrían en riesgo la seguridad pública. El argumento es claro: si una persona teme ser deportada por contactar a la policía, es menos probable que reporte un crimen o coopere como testigo.
La Resistencia desde la Comunidad
A lo largo de los años, la resistencia local ha sido liderada por organizaciones comunitarias que trabajan incansablemente para defender a las familias inmigrantes. Voces de la Frontera, con sede en Milwaukee pero con fuerte presencia en Madison, ha organizado marchas, vigilias y campañas de concienciación. El Centro Hispano, fundado en 1983, ofrece programas educativos, apoyo a familias y orientación legal.
Durante los años más difíciles, especialmente entre 2017 y 2020, estos grupos fueron vitales para frenar deportaciones y para mantener informada a la comunidad. En muchas ocasiones, también han formado redes de respuesta rápida cuando se reporta la presencia de ICE en la ciudad.
Más Allá del Estatus Legal: Un Asunto de Derechos Humanos
Para muchos líderes comunitarios, la defensa de los inmigrantes no se basa únicamente en una cuestión legal, sino en los principios de derechos humanos y justicia social. Madison y el Condado de Dane han apostado por un modelo de convivencia donde todas las personas, sin importar su lugar de nacimiento, tienen derecho a vivir sin miedo, a trabajar dignamente y a formar parte de la comunidad.
“Ser una ciudad santuario es más que una política. Es una postura ética”, afirma Karen Menéndez Coller, directora del Centro Hispano. “Es decirle a nuestros vecinos: te vemos, te valoramos, y luchamos por ti”.
El Futuro del Movimiento Santuario
Mientras el panorama político nacional continúa cambiando, Madison y el Condado de Dane se mantienen firmes. Aunque no pueden evitar todas las deportaciones —ya que la jurisdicción federal tiene prioridad en materia migratoria—, sí pueden reducir el riesgo para sus residentes y enviar un mensaje poderoso: aquí no estás solo.
En tiempos de incertidumbre, este rincón del Medio Oeste estadounidense se ha convertido en símbolo de resistencia, compasión y dignidad. En sus calles, en sus escuelas, en sus iglesias y en sus hogares, palpita un compromiso profundo con la humanidad compartida.
Y aunque los desafíos continúan, la comunidad inmigrante de Madison —como tantas veces en la historia de este país— sigue aportando su trabajo, su cultura, su esperanza y su amor por un futuro mejor.