Por Humberto Caspa
A la tragedia política de los migrantes indocumentados ahora se le unió un juez federal, cuyo intento real no es precisamente detener la orden migratoria presidencial, sino alargar la agonía del Tea Party y otras facciones radicales del Partido Republicano.
El juez federal de Texas Andrew S. Hansen no impugnó directamente la constitucionalidad de la acción del Presidente, sino insistió que existen suficientes elementos como para contener el proyecto del Presidente y permitir que esta contienda política cambie de escenario y se resuelva en los paraninfos jurídicos.
Aparentemente, los “elementos” que hace referencia Hansen son las demandas que impulsaron 26 estados contra la acción migratoria del Ejecutivo. Recordemos el presidente Obama las firmó en noviembre del año pasado y era precisamente esa semana cuando se iba a dar inicio a los primeros pasos del proceso de regularización.
La Casa Blanca inmediatamente manifestó que iba a apelar el fallo de Hanen. Lo más probable es que va a ser discutido y dilucidado en la Corte Federal de Apelaciones del 5to Circuito. Este tribunal seguramente va a dar la razón al Presidente.Después de todo, las acciones ejecutivas están suscritas en la Constitución y hacen parte de los controles y balances del gobierno.
Sin embargo, lo que se decida en la Corte Federal de Apelaciones del 5to Circuito no será la última palabra. Si el Presidente gana en esta corte, los republicanos seguramente apelarán a la Corte Suprema de Justicia para tratar de revertir la decisión.
Lamentablemente para los republicanos, particularmente para su ala más radicalizada, la cuestión de las acciones ejecutivas es tan clara como el agua. Los magistrados de la Corte no tienen argumentos sustantivos para determinar o decidir en contra de las órdenes del Presidente.
A la Corte no les corresponde quitarle este poder al Presidente, sino, paradójicamente, ese derecho lo tiene el Legislativo.
Así, los republicanos, en un acto de desesperación, se pusieron la “soga al cuello”. Es simplemente cuestión de tiempo para que más de cuatro millones de personas indocumentadas finalmente puedan respirar “aire libre” en Estados Unidos, sin necesidad de pensar en los fantasmas de la deportación.
Cuando la Corte Suprema de Justicia dictamine a favor de Presidente la mecha que da vida a los radicales del Partido Republicanos finalmente se disipará y dejará de iluminar. Entonces será su anochecer y su despedida del paraninfo político.
Por su parte el Presidente Obama ya sabe lo que va a ocurrir. “La ley está de nuestro lado y la historia está de nuestra parte”, manifestó.