Si hay un consenso sobre Estados Unidos fuera de Estados Unidos es que una hipotética presidencia de Donald Trump conduciría al mundo hacia el despeñadero. Pero aún, la mera posibilidad demuestra que los estadounidenses están desafortunadamente, desquiciados. Pero esta locura tiene argumentos, razones pro-Trump que funcionan incluso en el condado de Dane, por eso un hispano informado debe conocerlas, para oponerse… o para preparase.
1. Donald Trump no es Hillary Clinton.
Ok, esto puede ser obvio, pero no lo es el hecho que la ex secretaria de Estado y primera dama simplemente tenga el rechazo de muchos ciudadanos que jamás votarían por ella. No sólo republicanos; también independientes y demócratas ven a Hillary como una candidata muy problemática. Para ellos, Clinton es sinónimo de la élite política de América.
2. Donald Trump habla de una manera que la gente puede entender.
Si bien gran parte de lo que dice no tiene sentido y se contradice a sí mismo varias veces en una sola frase, las conversaciones de Trump están dichas de forma tal que todo el mundo con un dominio razonable de inglés pueden entenderle. Incluso quienes están aprendiendo. ¿Cuál es la ventaja de esto? Fácil: Debido a que las personas comprenden lo que Trump dice, se sienten conectados y lo toman en serio.
3. La gente le cree.
A primera vista esto parece no tener sentido. Pero precisamente porque Trump se contradice una y otra vez, y dispara babiecadas como si estuviese en la mesa de domingo, muchas personas sienten que está siendo honesto. Y en esta época de crisis de confianza con las instituciones, muchas personas consideran la autenticidad más importante que conceptos cívico-electorales sofisticados.
4. éxito económico de Trump se aprecia de forma clara.
A pesar que detalles surgen casi a diario mostrando que sus negocios como magnate de bienes raíces no son tan exitosos como él les hace parecer. Hasta ahora, sin embargo, estos informes no han dañado su narración de un exitoso hombre de negocios que simplemente hace las cosas bien.
5. Trump no tiene miedo de hacer enemigos
Sus diatribas, sus insultos, sus metidas de pata sirven como prueba de vida para muchos que Trump no tiene miedo de hacer enemigos. Y aunque parezca absurdo, esto es visto por muchos como señal de fuerza, especialmente en lo que se refiere a empujar a los intereses estadounidenses en el escenario global. En realidad la mayoría de sus seguidores no maldicen, tampoco insultan a las mujeres y tienen un buen amigo hispano, sí es que ellos mismos no lo son. Para ellos el comportamiento de Trump es por lejos lo buscan en un líder.
6. Trump tiene una columna vertebral y emociones
Es decir, nadie espera que planes coherentes de Donald Trump. En su lugar, ofrece grandes gestos y visiones. Trump ofrece un hogar emocional para todos los que se definen principalmente mediante el contraste contra otros, y aquella conducta se distribuye en todas las razas y grupos sociales por igual. Hay millones de personas que no les llama la atención explorar por su propio nuevo rol en este nuevo siglo; ellos buscan respuestas y soluciones sencillas.
7. Todo debe mantenerse de la forma en que nunca fue.
Su sencillo lema “Vamos a hacer grande a Estados Unidos nuevamente” es el eslogan perfecto bajo la cual se pueden agrupar todo aquel que ya no pueden hacer frente a los cambios radicales que afectan a la sociedad moderna. Y eso incluye a los muchos estadounidenses ‘white y blue collar’ que justificadamente se preocupan por la ruptura de alto nivel de vida que disfrutaron.
Donald Trump es la personificación perfecta del rechazo de la globalización. Su famosa idea de un muro en la frontera con México ¡pagado por México! se ha convertido en el extraño símbolo de esta postura.
8. Donald Trump es la respuesta a la evolución del Partido Republicano
Desde finales de 1970 el Partido Republicano ha evolucionó de una manera que alejó a muchos votantes tradicionales. El ascenso de Trump es la respuesta a este desarrollo.
9. La última oportunidad para el ‘hombre blanco’.
Para los demócratas la clase media blanca ya no juega un papel clave. Los republicanos, sin embargo, buscan ganarse este segmento de votantes con el fin de tener alguna posibilidad de ganar este año. En cualquier caso, la demografía no se equivoca: para el año 2050 a más tardar, habrá una mayoría no blanca.
10. Again… Donald Trump no es Hillary Clinton
Aunque parezca majadero, en los círculos políticos de Washington una frase pegadiza está haciendo de las suyas y nos preocupa: Es poco probable que Donald Trump vaya a ganar; pero es muy probable que Hillary Clinton pueda perder.