De tanto argumentar con infantilismos y chauvinismos, la cuota de éxitos de Donald Trump tenía que tener un límite. No para sus majaderías sino de personas que adhieren a su estilo, y fue en Wisconsin donde un grupo de personalidades de radio logró motivar más el voto anti-Trump que cualquier otro grupo.
En Wisconsin las radios conservadoras son una fuerza de mucha influencia, y en esta elección al menos seis de sus estrellas más conocidas se unieron en la tarea de detener a Donald Trump.
“¿Alguien puede ganar sin la radio? En teoría sí, excepto que nadie lo ha logrado aún”, expresó Charlie Sykes en una entrevista en New York Times,
Sykes es conductor de uno de los “talk shows” más famosos de las ondas radiales, también es creador de RightWisconsin.com y “voz” del movimiento “Stop Trump”.
Sykes fue el más reconocido adversario de Trump en Wisconsin, pero no el único. Otros “talk show’s host” como Mark Belling, Vicki McKenna y Jay Weber de radio WISN, Jeff Wagner de WTMJ y Jerry Bader, personalidad de radio WTAQ en Green Bay durante meses criticaron con dureza la candidatura de Trump.
Por ejemplo Sykes con base en Milwaukee no se cansó de calificar a Donald Trump como un “whiny, touchy domineering jerk”, algo así como un llorón, delicadamente dominado idiota. A sus seguidores les llamó despectivamente “Trumpkins”.
Pero la culpa de esta derrota es toda suya, pues ‘tanta agua va al cántaro que termina por romperse’.
“I’m More Anti-Trump Than I Am Pro-Cruz”, dijo el día de la elección Sykes, dando cuenta de un sentimiento que tendrá un alto costo para la pretensión presidencial de Trump.
Luego de Wisconsin, el rechazo que ha ido recolectando Trump en las filas de los votantes conservadores hace que tenga escazas probabilidades de conseguir antes de julio la mayoría necesaria de votos de los delegados, permitiéndole a Ted Cruz y sus patrocinadores evitar la nominación inmediata de Trump.
Si se observa con atención, Trump se sitúa así como uno de los candidatos más débiles para enfrentar al candidato demócrata.
Por otra parte, para Cruz los votos de Wisconsin lograron mantenerlo en carrera y, quizás, con un poco de suerte para él jugar a hacer un gran drama shakespeareano en el congreso del partido y soñar con obtener la nominación “por secretaría”.
Hay que recordar que la extraña autodestrucción de Trump comenzó con sus mostrencos dichos sobre los latinos y los mexicanos; siguió “metiendo la pata” con los musulmanes estadounidenses y hace pocos días logró hacer recelar a los judíos estadounidenses lanzando promesas ilusorias para resolver el problema árabe-israelí en una conferencia del AIPAC, una organización judía de larga tradición contra la discriminación racial.
La colección de sandeces de Trump, y que los comentaristas radiales han usado para los más ácidos comentarios, fue rematada con dos importantes entrevistas, en el Washington Post y el New York Times. En ellas, Trump se explayó en detalle sobre su visión del mundo y sus ideas sobre la política exterior.
El resultado fue casi de tragicomedia: Si bien Trump mostró una imaginación ingeniosa en el ámbito internacional, no logró posicionarse como “hombre de estado”; al contrario, parece más como aquel estudiante que permanece distraído todo el semestre y que a la hora de su examen oral, en el último momento se convierte en un ‘opinador’, que sin vergüenza alguna pretende manipular al entrevistador sin necesidad de preparar nada en profundidad.
Y esto es lo que personas como Charles Sykes dejan al descubierto en sus emisiones diarias. Que el nivel de Trump no sólo es superficial, sino también un poco delirante. Por ejemplo, sus declaraciones sobre que en caso de emergencia él podría utilizar armas nucleares en suelo europeo.
Con todo, Trump seguramente conseguirá la mayoría; pero por de pronto, aún hay 162 delegados en juego, y en distritos como Nueva York, Maryland y California otros personajes radiales conservadores han tomado nota de “Stop Trump”.
Cómo expresó Jerry Bader al NYT: “Creo que tengo una responsabilidad moral de hacer lo que pueda, aún una pequeña parte en detener a Donald Trump”, y añadió: “Él está más allá de la política para mí. Creo que es peligroso”.
En cierto modo, la derrota de Trump en Wisconsin no fue un logro de los progresistas, tampoco de la presión de los latinos, sino una victoria de los conservadores.