Por Jorge Zeballos S.– El lunes recién pasado Turquía y los Estados Unidos anunció que tienen un plan para enviar al Estado Islámico “Go jump into a lake”, es decir, “a freír espárragos” a lo largo de la frontera entre Siria y Turquía. El plan para crear una “zona liberada” se inauguró con una muestra de fuerza, ósea bombardeos a objetivos militares. El propósito declarado es aliviar la tragedia de los refugiados sirios. El plan podría salir bien, pero si no lo hace amplificará aún más el sufrimiento sirio.
Uno debe preguntarse ¿Tiene este plan posibilidades de éxito?, o en realidad debemos preocuparnos, en especial si consideramos el largo historial de planes fallidos de Estados Unidos a la hora de “pacificar” países.
Los últimos años, Turquía ha sido perturbada por la creciente presión de miles de refugiados sirios que cruzan la frontera. Escapan de la espantosa guerra civil, se avientan de la persecución criminal contra los opositores al régimen de Bashir Al Assad y también huyen de las razias asesinas de los grupos yihadistas en pugna, como el Estado Islámico (EI) o el Frente al-Nusra.
En realidad, Turquía trató de esquivar el bulto lo que más pudo. Pero en julio consigna un millón ochocientos mil de refugiados dentro del país y las últimas semanas ha visto incrementar la actividad militar del Estado Islámico dentro de Turquía, porque EI que no reconoce fronteras. Esa es la razón por la que la semana pasada, a pesar del miedo a la represalia yihadista, Turquía finalmente se sumó a la coalición armada liderada por Estados Unidos contra el grupo.
Un dato significativo, Estados Unidos a la fecha ha aceptado sólo dos mil refugiados, una cifra que suena absurda y paradójica ante su grado de implicancia en el conflicto. En comparación El Líbano tiene un millón 700 mil refugiados, “el detalle” es que la población del todo el país es de sólo cuatro millones.
¿Y AHORA QUÉ VENDRÁ?
Estados Unidos y Turquía señalaron que atacarán al Estado Islámico por vía aérea, mientras que los rebeldes sirios, que definen como “moderados”, buscarán ocupar el terreno que se obtenga en la ofensiva.
Pensemos que todo saldrá bien. Si así ocurre, el plan de Washington creará una “zona segura” para que millones de refugiados sirios en Turquía y países vecinos puedan regresar a su patria. Sin embargo, más allá de las buenas intenciones hay demasiados elementos fuera de control como para prever que el plan tenga éxito.
Primero los rebeldes sirios “moderados” que deberían acoger y dar seguridad a los refugiados simplemente… no existen. Los rebeldes que hay llevan meses de guerrilla rural y urbana contra Assad y el Estado Islámico; es decir, son parte de una guerra cruel y no han estado a la vanguardia de la defensa de los derechos humanos en los territorios que controlan. Tampoco han demostrado capacidad excepcional de resistir al Estado Islámico, como si lo han hecho los kurdos, el único grupo étnico el único grupo que ha mostrado éxito en defender sus zonas contra grupos rivales. De paso estos “moderados” también reclaman una plataforma que se podría considerar de radicalidad religiosa.
Entonces ¿Por qué Turquía no hace alianza con los kurdos? Es complicado, pero en simple, el gobierno turco y el movimiento nacionalista kurdo se odian, y esta semana Turquía también ha atacado desde aire y tierra a nacionalistas kurdos dentro de sus fronteras.
En definitiva, al igual que con todas las cosas en el Medio Oriente, este es un lío del cual el presidente Obama intentó zafar; se pero los porfiados hechos lo obligan a involucrarse, incluso cuando la opinión pública estadounidense no lo quiera.