La Comunidad News Online
Madison: El sheriff del condado de Dane, Kalvin Barrett, ha manifestado su decisión de no colaborar activamente en operaciones de deportación masiva promovidas por el expresidente Donald Trump. Sin embargo, la cárcel del condado de Dane participa en el Programa Estatal de Asistencia para Extranjeros Criminales (SCAAP), proporcionando información al gobierno federal sobre personas encarceladas consideradas indocumentadas. Esta cooperación permite al condado recibir fondos federales como reembolso por los costos de detención.
Barrett ha defendido la participación en SCAAP argumentando que se basa en datos históricos y no implica acciones proactivas. Aun así, organizaciones como la ACLU han señalado que este tipo de programas pueden facilitar deportaciones, generando preocupación entre la comunidad inmigrante. En Wisconsin, donde los inmigrantes constituyen un pilar clave en sectores como la industria lechera (Se estima que los trabajadores inmigrantes representan alrededor del 70% de la fuerza laboral lechera de Wisconsin), las deportaciones masivas podrían impactar significativamente la economía estatal.
Durante la administración de Trump, el condado de Dane recibió más de $634,000 a través de SCAAP. Aunque los fondos han disminuido bajo la dirección de Barrett, el programa sigue en vigor. No obstante, la relación entre las autoridades locales y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) varía según los condados en Wisconsin, con algunos participando en acuerdos como el programa 287(g), que otorga a oficiales locales la autoridad para colaborar directamente con ICE.
Barrett enfatiza que la prioridad de su oficina es mantener la confianza con la comunidad inmigrante, rechazando acciones que puedan perjudicar esta relación. Mientras tanto, el debate sobre la cooperación con ICE continúa en la legislatura estatal, donde líderes republicanos como Robin Vos buscan fortalecerla mediante legislación que obligue a las agencias locales a colaborar activamente. En contraste, el gobernador Tony Evers y otros demócratas expresan su oposición, abogando por una política de inmigración más inclusiva.