“Me dirijo a todos ustedes con noticias muy felices, pero también con noticias muy tristes…”
“Me dirijo a todos ustedes con noticias muy felices, pero también con noticias muy tristes. El 2 de diciembre, mi esposo JB y yo le dimos la bienvenida a nuestro segundo hijo a este mundo. Este niño llegó al mundo de la manera más valiente y mágica, para realizar un milagro muy grande en un corto tiempo.
Mi esposo JB fue admitido el domingo en el hospital de Hartford con complicaciones de su cáncer. El miércoles, recibimos la noticia de que su pronóstico de 6 meses ahora se estaba convirtiendo en cuestión de días. Con 3 semanas para la fecha de parto de nuestro segundo hijo, mi esposo y yo sabíamos que pedir una inducción de parto era lo correcto. Sin dudarlo, el equipo de médicos de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) se comunicó con el jefe de los partos de alto riesgo y médicos de parto. Me ofrecieron una inducción tan pronto como estuve lista.
Le di un beso de despedida a mi querido esposo y le dije que sea fuerte y que se aferrara a mí y al bebé; él dijo que lo haría. Comenzamos el proceso de inducción el miércoles por la noche con la esperanza de un parto rápido y vaginal. Esos planes cambiaron en un instante cuando un equipo de médicos de la UCI entró en mi habitación el jueves a las 8 de la mañana con la noticia de que JB estaba empeorando rápidamente y era cuestión de pocas horas. O fue una cesárea en ese momento, o JB no tendría la oportunidad de conocer a nuestro hijo.
Sin dudarlo, dije “Vamos” y lo hicimos. En cuestión de minutos, estaba en el quirófano y 20 minutos después, nació nuestro hijo. Me lo dieron rápido para que le diera un besito y luego un equipo de médicos y enfermeras lo subieron al 2do piso y lo colocaron sobre el pecho de su papá.
¿Y el milagro? Cuando colocaron a nuestro bebé sobre el pecho de JB, los signos vitales de JB mejoraron instantáneamente. También se dió cuenta que nuestro hijo estaba allí haciendo pequeños movimientos de cabeza y dulces gemidos.
Después de suturar la cesárea, los médicos y enfermeras hicieron espacio para que mi cama fuera colocada junto a la de mi esposo. Fuí directamente del quirófano a la Unidad de Cuidados Intensivos. Pasé mi tiempo de recuperación mirando a mi esposo. Lo estaba mirando con tristeza, pero asombrada por su fortaleza.
Respiró por última vez con nuestro hijo en el pecho y agarrando mi mano.
Dar a luz a un bebé 3 semanas prematuro puede tener una serie de complicaciones que pueden requerir tiempo en la Unidad de Cuidados Intensivos para recién nacidos y apoyo respiratorio para el bebé. Dios preparó a nuestro hijo para este mismo momento porque salió pesando 7 libras 4 oz y 20 pulgadas de largo, con pulmones completamente desarrollados que producían los más lindos chillidos.
Desde el quirófano hasta la sala de la UCI, había lo que parecían cientos de médicos y enfermeras que nos llevaban a través de este proceso sin esfuerzo. Ninguno de ellos pudo contener sus lágrimas todo el tiempo. Algunos de ellos me dijeron que nunca olvidarán este acto de abnegación. Algunos llamaron a mis acciones valientes y heroicas. Yo solo lo llamo amor. Actué por amor. Confié en Dios que esto era parte de su plan e hice lo que tenía que hacer, por amor, para cumplir el último deseo de mi esposo.
Hasta el momento de la inducción, no habíamos elegido nombres. Sabía en mi corazón que era correcto honrar a mi esposo.
Entonces, es un placer para mí anunciar el nacimiento de nuestro valiente e increíble hijo, John Beeson Parke (JB).
Bienvenido al mundo bebé JB.
Tu historia es verdaderamente un milagro.”