Sí.
Nicolás Maduro gobierna como dictador.
Sí.
Venezuela vive una tragedia humanitaria.
Sí.
El socialismo fracasó, las empresas fueron nacionalizadas y millones de venezolanos se vieron obligados a huir.
Todo eso es cierto.
Pero como en toda buena telenovela… esa no es toda la historia.
Porque si Venezuela fuera solo una historia de malos gobernantes, corrupción y autoritarismo, el interés mundial no sería tan intenso, tan persistente, tan estratégico. Hay algo más detrás del telón. Algo que rara vez se dice en voz alta.
El dinero también mata… pero en silencio

Fotógrafo: Raúl Arboleda / AFP / Getty Images
En el año 2000, Saddam Hussein anunció que Irak vendería su petróleo en euros y no en dólares.
Tres años después, Estados Unidos invadió Irak.
Nunca aparecieron las famosas armas de destrucción masiva.
Pero ocurrió algo curioso.
El petróleo iraquí volvió a venderse en dólares.
Coincidencia, dicen algunos.
Lección histórica, dicen otros.
En 2009, Muammar Gaddafi fue más lejos. Propuso una moneda africana respaldada en oro: el dinar de oro.
Una moneda que permitiría comprar petróleo sin usar dólares.
En 2011, la OTAN intervino en Libia por “razones humanitarias”.
Gaddafi fue asesinado.
El dinar de oro desapareció.
Y el petróleo… volvió al dólar.
Otra coincidencia.
El dólar no reina por amor… sino por fuerza
En 1971, Richard Nixon rompió el vínculo entre el dólar y el oro. El dólar dejó de tener respaldo tangible.
Por lógica histórica, debió colapsar.
No ocurrió.
¿Por qué?
Porque tres años después, Henry Kissinger negoció un acuerdo con Arabia Saudita:
el petróleo solo se vendería en dólares y, a cambio, Estados Unidos protegería al régimen.
Desde entonces, todo país necesita dólares para comprar energía.
Eso no es libre mercado.
Eso es poder militar respaldando una moneda.
Cuando alguien desafía el sistema…
Rusia exige pagos en rublos por su gas.
— Sanciones.
Siria habla de oleoductos fuera del dólar.
— Guerra civil.
Irán vende petróleo fuera del sistema.
— Décadas de castigo económico.
Distintos países.
Distintas ideologías.
Mismo resultado.
Venezuela no es la excepción.
Venezuela hoy: petróleo, sanciones y silencios incómodos
Hoy, Venezuela vuelve a estar en el centro del tablero. Negociaciones, licencias petroleras, alivio de sanciones. Curiosamente, la conversación global no gira primero en torno a derechos humanos… sino al petróleo.
Los derechos humanos suben y bajan de volumen según el precio del barril.
Eso debería inquietarnos.
SWIFT no es neutral
SWIFT no es solo un sistema bancario.
Es un arma.
Cuando un país queda fuera de SWIFT, queda fuera del comercio mundial.
Rusia.
Irán.
Cuba.
Venezuela.
Mismo castigo, distinto villano.
Los imperios siempre terminan igual

El inversionista Ray Dalio lo ha dicho con claridad: el final de un imperio se reconoce por ciertas señales.
- Deuda desbordada
- Guerras constantes
- Moneda debilitada
- Rivales creando alternativas
China no presta dinero por bondad.
BRICS no habla de nuevas monedas por amistad.
Están construyendo una salida del dólar.
Cuando el dólar deje de ser la moneda dominante —no si, cuando— pasará algo inevitable:
- Ya no se podrá imprimir dinero sin consecuencias
- El poder militar se reducirá
- El imperio se encogerá
Así pasó con el florín holandés.
Con la libra británica.
Ahora le toca al dólar.
Lo que no se dice en los discursos
No enviamos jóvenes a morir por “libertad”.
Los enviamos a proteger un sistema monetario.
La moneda financia al ejército.
El ejército protege la moneda.
Así funcionan los imperios.
No soy anti-militar.
Soy anti-hipocresía.
Y si algún día se habla de intervenir en Venezuela, lo mínimo que merece la gente es honestidad.
Porque esta historia… no es solo de buenos y malos.
Es de poder, dinero y verdades incómodas.
No se trata de tomar partido ciego ni de justificar abusos. Se trata de entender el tablero completo, hacer preguntas incómodas y pensar por nosotros mismos.
Por ello, invitamos a nuestros lectores a compartir sus opiniones, comentar y abrir un diálogo respetuoso. Vivimos en uno de los pocos países del mundo que aún conserva una Constitución fuerte y una Primera Enmienda que protege la libertad de expresión, el debate de ideas y el derecho a disentir sin miedo.
Le invitamos a leer, reflexionar, comentar y compartir este editorial. El diálogo informado y respetuoso es una de las herramientas más poderosas que aún tenemos como sociedad.
Nota del Editor:
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