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Madison.- En el corazón vibrante de Madison, una leyenda viviente de las canchas escribe su propia saga de sudor, pasión y goles. Osiel Mujica, un nombre que resuena con la fuerza de un huracán y la precisión de un ‘crack’, es más que un futbolista: es un guerrero, un padre, un soñador que forjó su destino con la garra de un león. Desde los polvorientos barrios de Acapulco hasta la gloria en la Primera División, su camino ha sido un constante desafío, un partido épico contra el destino. La Comunidad News Online se adentra en la intimidad de este titán, quien nos revela los secretos de su corazón futbolero y la fuerza inquebrantable que lo mantiene en la cima. ¡Prepárense para conocer la historia de un hombre que respira fútbol y vive para su gente!
**P: ¿Quién es Osiel Mujica, el guerrero que hoy domina las canchas de Madison, dejando una estela de admiración y goles a su paso?**
R: ¡Soy Osiel Mujica, y vengo de la tierra caliente de Acapulco, Guerrero! Aquí en esta nueva cancha de vida, me dedico a la construcción, al ‘roofing’ y al ‘siding’. ¡Ese es mi gimnasio, la forma en que uno se mantiene en condición para seguir dando guerra en el terreno de juego! Aparte de eso, ¡aquí andamos, metiendo el alma en cada partido!
**P: Su historia es de lucha y sacrificio. ¿Cómo fue ese camino, esa batalla desde los humildes barrios de su natal Acapulco hasta convertirse en el referente que es hoy en Madison?**
R: No tuve la oportunidad de estudiar mucho. Solo llegué hasta la secundaria, ¡lo que pude! De ahí, la vida me trajo a Estados Unidos, y me lancé de lleno a la construcción. ¿Saben por qué? Porque tuve hijos a temprana edad, y la cancha de la vida me exigió prioridades. Tenía que trabajar, luchar por ellos. ¡No hubo otra opción, solo seguir adelante!
**P: El fútbol, ¿fue un amor a primera vista o una pasión que se fue forjando entre la tierra y el polvo del barrio? ¿Cómo se encendió esa chispa eterna?**
R: ¡Uf! No tengo memoria de un momento sin un balón en los pies. ¡Desde los cinco años el fútbol es mi aliento, mi sangre, mi todo! Empecé en el barrio, con los amigos, esas canchitas de tierra donde se forjan los verdaderos cracks. Después, me fueron llevando a las canchas grandes de Acapulco, ¡donde jugaba el mismísimo Jorge Campos! Pero de chico, tuve que migrar para acá con mi madre. ¡Nunca regresé a jugar profesionalmente allá, pero el fútbol nunca me dejó! ¡Hasta hoy en día sigo en la batalla!
**P: En esa trayectoria de vida y fútbol, ¿hay algún lamento, una espina clavada por ese sueño de ser profesional que, por las circunstancias, no pudo ser?**
R: Viéndolo por mis hijos, ¡gracias a ellos estoy aquí y estoy trabajando con el corazón por ellos! ¡No me arrepiento de absolutamente nada, porque mis niños son una fuerza descomunal que me impulsa a seguir adelante, a meter el gol de cada día! Pero, ¡ay, el sueño de ser profesional! ¡Claro que me hubiera gustado seguir esa senda, ser un ‘crack’ reconocido! Pero no a todos se nos da esa oportunidad. Desgraciadamente, mis padres se separaron, y yo, de niño, ¡tuve que luchar por mí solo, como un león hambriento! Fue muy difícil seguir esos sueños, y más aún cuando tuve una familia a temprana edad. ¡Así que me dediqué a trabajar, a construir un futuro para los míos!
**P: ¿Qué significa el fútbol para Osiel? ¿Un simple pasatiempo, un deporte, o algo mucho más profundo que se entrelaza con el alma?**
R: ¡Para mí, el fútbol no es un 10, es un 100%! ¡Es mi vida, mi oxígeno! Es una pasión que me consume, una parte de mí que no puedo ni quiero arrancar. Y voy a seguir jugando hasta que mis piernas ya no den más, ¡hasta que el último aliento se me escape en la cancha! A veces uno piensa en darle la oportunidad a los jóvenes, pero yo sigo porque amo esto. ¡Pero mi verdadero gol, la meta más grande, es ver a los muchachos crecer, darles la mano para que cumplan los sueños que yo, por el destino, no pude alcanzar! ¡Es mi legado, mi forma de devolverle algo a este hermoso deporte!
**P: Hablando de inspirar, ¿es su hijo, más que nada, su motor en la cancha, el que lo impulsa a seguir demostrando su calidad?**
R: ¡Exacto! ¡Más que nada, es para darle un ejemplo a él! Aunque no le gusta mucho el fútbol… ¡pero ya le va a ir gustando! ¡Ya veremos, el balón siempre llama!
**P: Ha cosechado innumerables victorias, campeonatos. ¿Hay alguno que resuene más fuerte en su memoria, uno que haya sido particularmente épico?**
R: ¡Uy, es difícil elegir una! Prácticamente no tengo ninguna favorita porque todos los campeonatos que he levantado han sido con amigos, con equipos que salieron de la nada, ¡que no daban ni un peso por nosotros! Y al final, ¡hemos conquistado la gloria! Para mí, todas esas victorias son importantes, cada una tiene un pedazo de mi corazón. ¡He ganado con el San José, con La Raza aquí en Madison, con La Capilla, y con muchos más! Las Chivas, el Cuernavaca, La Piedad, Tigres… ¡En todos los lugares donde he sudado la camiseta, gracias a Dios, me han dado el privilegio de hacer buenos amigos y hemos ganado grandes triunfos! ¡Estoy feliz con todo lo que he ganado, con todo lo que he vivido en mi carrera como futbolista, y todavía sigo disfrutando cada minuto!
**P: ¿Cómo se mantiene Osiel en la cima de su juego, partido tras partido? ¿Cuál es su secreto y qué rol juega su experiencia en el campo?**
R: ¡Claro que sí, el calentamiento es sagrado! Hay que correr un rato, trotar, estirar los músculos. Como les digo a los muchachos, ¡no pueden llegar y lanzarse a la guerra sin preparación! Hay que calentar y estirar para no tener una lesión. Y en cuanto al juego, ¡siempre hay que mejorar! En asistir más a mis compañeros, en ayudarles a seguir el ritmo del partido, porque no todos son iguales. El fútbol te da y te quita, ¡y así es esto! Siempre tenemos que luchar y ser fuertes, mejorar en cada aspecto, tanto individual como colectivo. ¡El balón te exige humildad y coraje a la vez!
**P: Un guerrero de las canchas no está exento de heridas de batalla. ¿Ha tenido alguna lesión grave que lo haya intentado derribar o alejar del balón?**
R: ¡Sí, muchas veces, la verdad! Es muy triste pasar por esa situación porque es doloroso. Me he quebrado tobillos, he tenido estrelladuras… y es muy difícil volver a regresar al campo. ¡Pero nada grave, nada que no haya sobresalido con garra y corazón! ¡Ya estoy bien, listo para seguir la lucha!
**P: ¿Cuál es el gol más hermoso, el momento más feliz que ha vivido con el balón, ese instante que lo transporta a la pura felicidad?**
R: ¡Hay tantos, de verdad! Aquí he tenido el privilegio de jugar con figuras de buen nivel, como el Negro Sandoval, el Pony Ruiz, el Villaluz… ¡Han venido muchos cracks por acá! Y todos esos momentos me han hecho feliz, porque el fútbol se disfruta como quiera, ande donde ande, en todas partes del mundo. Ganar un campeonato, en cualquier lugar, ¡es una felicidad para uno que no tiene precio! Recientemente, ganamos con La Capilla en la Primera División, le ganamos al Madison Fire. Fue un triunfo muy bueno, ¡y aquí seguimos echándole ganas!
**P: Y la espina de la derrota, ¿ha sentido la amargura de perder una final crucial que sentían que merecían ganar?**
R: ¡Claro que sí, muchos! Hemos perdido finales que sentíamos que merecíamos ganar y desafortunadamente las hemos perdido. ¡Así como he ganado, también he perdido! Por eso siempre digo, la balanza está ahí, en medio. ¡El fútbol es así, te da alegrías inmensas y te quita con la misma fuerza!
**P: ¿Cuál diría que es su jugada maestra, su mejor hazaña en el campo? ¿Un golazo o una asistencia mágica?**
R: ¡Mi corazón vibra cuando dejo a dos, tres rivales regados en el pasto y pongo el pase de gol a un compañero! Eso me hace feliz a mí, porque estoy jugando para mi equipo, ¡estoy sirviendo a la causa! Eso es lo que he disfrutado mucho, cuando todos esperan mi jugada y al final es mi amigo quien la termina definiendo. ¡Es un ‘golazo’ a la amistad, una sinfonía de equipo!
**P: Para cerrar, Osiel, ¿qué mensaje le daría a los niños y jóvenes de la comunidad latina? Aquellos que sueñan con emular su garra y pasión, o simplemente buscan un camino sano en la vida?**
R: ¡Mi mensaje es claro y contundente! Me gustaría que los chicos, en vez de enfocarse en cosas malas, ¡se pusieran a practicar mucho fútbol o cualquier deporte! Eso les garantizo que es una felicidad para el corazón, una alegría que no se compra con nada. Las cosas malas no llevan a nada bueno. Así que les recomiendo a todos los muchachos que le echen muchísimas ganas, ¡que traten de cumplir sus sueños con el balón en los pies! Pero más que nada, ¡enfóquense mucho en el fútbol o en cualquier deporte! ¡No tiene que ser fútbol, solo busquen esa pasión que los mantenga sanos, activos y llenos de vida! ¡El deporte es el camino, la cancha es la vida!
Osiel Mujica, un nombre que resuena con la grandeza de quien ha sabido transformar cada golpe en una lección, cada sacrificio en una medalla. Su historia es un canto al esfuerzo, un golazo a la adversidad, y un faro de esperanza para toda una comunidad. ¡Gracias, Osiel, por recordarnos que la verdadera victoria no está solo en el marcador, sino en el corazón que nunca se rinde!


