La Comunidad News
Según la prensa nacional, Donald Trump ha logrado su primera victoria parlamentaria porque la Cámara de Representantes ha aprobado dos leyes que materializan sus proclamas más extremas. Si el Senado las confirma, se elevará, hasta 10 años de cárcel, la condena a los indocumentados que insistan en regresar a EEUU tras su deportación. Además, se podrá retirar fondos a las ciudades santuario, foco de resistencia a su política migratoria.
Pero, hasta ahora, las políticas de Trum se han estrellado con la resistencia de las ciudades santuario. Como Los Ángeles, Chicago o Nueva York e, incluso, un estado como California, que se niegan a cumplir, al pie de la letra, los dictados en materia migratoria. Frente a las cada vez mayores y más duras exigencias de Washington, estas ciudades rechazan entregar a indocumentados a las autoridades federales sin orden judicial. Aparte del desacuerdo ideológico, esta actitud tiene una explicación práctica: se trata de ciudades de poblaciones indocumentadas muy abultadas, como Los Ángeles, donde viven cerca de 800.000 sin papeles, según información obtenida de las autoridades competentes.
Trump y su fiscal general, Jeff Sessions, no han dejado de calificar las ciudades santuario de “amenaza para la seguridad pública”, pero la directiva chocó con el muro judicial. Un magistrado de San Francisco bloqueó la ley, provisionalmente, por su presunta inconstitucionalidad.
Ambas medidas, el ataque a los santuarios y el castigo a los reincidentes, forman parte del núcleo duro del discurso de Trump. Para su presentación ante la Cámara de Representantes, el presidente ha empleado toda su artillería. Pese a su vehemencia, el éxito en la Cámara de Representantes es solo provisional. Las leyes tienen aún que sortear el mayor escollo: el Senado.