Por Gerardo Vargas.
El camino está despejado para que Hillary Clinton llegue a la Casa Blanca por tercera vez: primero lo hizo como Primera Dama de la Nación, después a invitación del Presidente Obama como Secretaria de Estado y ahora se abre camino para instalarse como la primera mujer Presidente de los Estados Unidos de América:
• Triunfó frente a los demás aspirantes demócratas en el primer debate televisado; salió fortalecida en su comparecencia ante el Congreso de la Unión donde fue interrogada ampliamente acerca de su desempeño como Secretaria de Estado, principalmente acerca de la crisis de Bengasi. El radar de este análisis político no registra ningún escollo que dé lugar a la duda acerca de la inminente nominación de Hillary como candidata demócrata a la Presidencia de la Nación;
• El espectro político en el área republicana tampoco registra aspirantes a la presidencia con mayor popularidad, experiencia y capacidad para dirigir a Estados Unidos. En sus memorias “Hillary Rodham Clinton: Decisiones Difíciles” se puede valorar el conocimiento y experiencia de Hillary sobre la geografía política mundial. La Alta Diplomacia que es requerida y que aplicó para mantener los equilibrios que hacen posible que el mundo siga funcionando con relativa armonía.
Pero sobre todo nos permite valorar el riesgo de llevar a La Casa Blanca a un republicano sin experiencia ni tacto político. Equivaldría a encomendar a Hillary una cirugía de Corazón, equipada con sus buenas intenciones y su amor por América, pero sin ninguna experiencia en operar un quirófano. Igual, conducir a la nación como una empresa “Estados Unidos Company” sería desastroso, pues EU tiene por el mundo muchos intereses cuyo costo/beneficio no se mide en dólares ni se percibe en forma inmediata, pero que lo mantienen como la potencia hegemónica mundial. En ambos casos, después de la euforia populista vendría la inevitable decadencia. Esas dolorosas experiencias las hemos visto muchas veces en el centro/sur del continente Americano y en África: ‘zapatero a tus zapatos’.
• Después de su inminente nominación como candidata demócrata, Hillary Habrá de presentarse a las elecciones generales, enfrentándose al candidato que elijan los republicanos donde hoy –todavía- destacan los señores Trump y Carson. Oferta política a punto de cambiar.
El tornado Trump tiende a convertirse en tormenta tropical y aunque aún causará algunos destrozos en filas republicanas no irá más allá de las elecciones primarias. Como candidato republicano garantizaría el triunfo de Hillary pues ha mostrado que le gusta sumar, pero también restar: ha volteado en su contra a asiáticos, hispanos, afroamericanos, veteranos y celebridades. En el fondo ha ofendido a toda la nación, a un pueblo de inmigrantes. Su más reciente azaña fue llamar “escoria” a los periodistas, en el mismo discurso donde aceptó su derrota al declarar “…si no gano…..” El Señor Trump es un hombre de negocios y es probable que cuando Usted esté leyendo éste artículo ya se haya retirado. Pues todos los días está perdiendo miles de dólares en una campaña que le está causando daños marginales y no lo llevará a ningún lado.
Por su parte el médico Ben Carson, en una lectura puntual del análisis político, y muy lejos de nuestros propósitos de equidad, ya ha sido derrotado por su tipo étnico, por el Establishment. Los valores consagrados de la sociedad Americana –con mayoría blanca- y los fundamentos ideológicos de la clase política aún no acaban de aceptar que el Señor Barack Obama sea su Presidente e impedirán a todo costo que otro afroamericano sea presidente de EU en forma consecutiva. Después del Señor Obama pasarán algunos cuatrienios antes de que otra persona de color llegue a La Casa Blanca. Para entonces Michelle Obama podría ocupar un buen lugar en las preferencias del electorado, o el mismo Ben Carson, pero éste no es el momento para otro afroamericano.
Así las cosas, Hillary esta tan cerca de la Presidencia de los Estados Unidos como el final del gobierno del Presidente Obama.