Por Diana Castellanos
¡Saludos a mi querida comunidad de Madison! Mi nombre es Diana Castellanos, soy estudiante de Edgewood College en Madison, WI. Estoy estudiando para ser maestra bilingüe. Tengo el placer de enseñar en la Escuela Comunitaria Nuestro Mundo en el Distrito Escolar de Madison. Muchos de los estudiantes con los que trabajo provienen de familias latinas y negras que son afectadas por la pandemia. Muchos de mis alumnos dependen de la escuela y su aprendizaje ha sufrido durante esta pandemia. Me ha llamado la atención que el aprendizaje no está al frente de las necesidades de nuestros estudiantes en este momento. En cambio, ahora es tiempo de asegurarnos de que nuestros alumnos cuiden su bienestar físico, mental y social. Demasiadas de nuestras familias y estudiantes llevan estreses que son demasiado pesados para manejar, y por eso es tan importante dejar espacio y tiempo para cuidarse a sí mismos.
Personalmente me siento orgullosa de la dedicación que tengo para saber quiénes son mis alumnos. Me permite comprender y sentir empatía por sus historias e identidades. Mi salón de clases es donde las voces de mis alumnos importan y se elevan. Como maestra de color, soy un espejo para muchos de mis alumnos. Mis alumnos se ven a sí mismos en mí porque me parezco y sueno como ellos. Además, mis alumnos sirven como un reflejo de mí cuando era niña. Entiendo los obstáculos que mis alumnos han superado y que todavía tienen que enfrentar sin que me lo digan. Constantemente anticipo las necesidades de mis estudiantes, basado en donde mi educación me falló como estudiante Latina y aprendiz del idioma inglés. Mí experiencia personal, me permite priorizar materia que encuentro relevantes a las vidas de mis alumnos. Mi salón es donde el pensamiento ocurre para hacer el mundo un lugar más justo e inclusivo para todos.
Sé que muchos estudiantes están solos en casa en este momento con sus hermanos, no por opción, sino por necesidad. Los maestros comprenden que los padres tienen que trabajar porque no tienen el privilegio de quedarse en casa con sus hijos durante el día escolar. Sin trabajo no habría comida en la mesa. Los maestros no esperan que los padres hagan el trabajo de un maestro mientras estamos en el aprendizaje virtual, pero le pedimos que cree una asociación con nosotros. Les pedimos que refuercen en sus casas lo importante que es la escuela. Les pedimos que nos ayuden a responsabilizar a su hijo por presentarse a clase y por su aprendizaje. Los maestros quieren que se comuniquen por cualquier problema, duda, o preocupación. Siempre que se comunique con el maestro de su hijo, entenderemos y haremos todo lo posible para ayudar a su familia, sin importar la situación.
La pandemia ha traído muchas dificultades este año, pero también ha habido aspectos positivos. Para mis primeras conferencias entre padres y maestros, ¡tuve un gran éxito! Tuve un 100% de asistencia. Para mis familias fue fácil y accesible subir a Zoom o llamarme a su hora programada por celular. ¡Escuchar las voces de mis queridas familias en la noche de conferencias fue realmente una experiencia apreciada! Creo firmemente que la participación de los padres es evidente este año, sea simplemente comunicándose con el maestro del salón por celular. La tecnología nos une a todos con un simple clic en un botón, y todos esos otros factores estresantes de encontrar transporte y alguien que cuide los niños, se eliminan para muchos para asistir a las conferencias. Realmente tenemos mucho que agradecer durante este tiempo. En muchos sentidos, esta pandemia nos ha acercado a todos y nos ha conectado más.
Les aconsejo a las familias de nuestra comunidad comunicarse con la escuela y los maestros de sus hijos. Los maestros quieren ayudar, especialmente durante la época navideña, cuando las cosas se ponen difíciles para algunas familias. Las escuelas y los maestros tienen acceso a recursos que pueden ayudar a las familias necesitadas. No tengan miedo ni vergüenza. Los maestros no están aquí para juzgarlos o avergonzarlos. Solo queremos ayudar y asegurarnos de que se cuide las personas de nuestra comunidad. Recuerde, sus maestros y su comunidad no pueden ayudarlos si no sabemos que hay un problema. Además, si usted es una persona que está en condiciones de ayudar a otra familia, pregúntele al maestro de su hijo o a la escuela de tu vecindario qué puedes hacer para ayudar. Su tiempo de voluntariado o donaciones alcanzan a mucha gente.
Nuestras escuelas son centros para nuestra comunidad. Me mantengo firme en recordar que los estudiantes y las familias son los que hacen una escuela, no al revés. Por esa razón, deben de estar al tanto del centro de todo lo que hacemos y enseñamos. Sus historias y vidas son importantes y pertenecen al salón.
Una meta personal que tengo para mi primer año enseñando es centrar mi enseñanza en construir las identidades de mis alumnos. Para que puedan creer en sí mismos y generar cambios en sus vidas, comunidades, y en el mundo. Quiero que mis estudiantes aprendan que todos podemos vivir juntos en este mundo, de una manera inclusiva y amorosa, sin importar nuestras diferencias porque todos somos humanos.
También creo que la diversidad y la inclusión debe de extenderse fuera de los salones de clase. La segunda meta que espero lograr es encontrar formas en las que también pueda elevar las voces de nuestras familias afroamericanas y latinas en nuestras escuelas. Para que sepan que sus voces y opiniones pertenecen al lugar donde se toman las decisiones sobre la educación de sus hijos. Con demasiada frecuencia, las voces de nuestros padres afroamericanas y latinas son las que se olvidan o se dejan atrás. En mi opinión, las voces de ellos son las que más importan para lograr el objetivo de la diversidad y la inclusión. Es mi deseo darle a mis familias y alumnos afroamericanas y latinas la oportunidad de luchar para lograr altos estándares. Mi hermosa comunidad de Madison, nunca dejen de luchar por lo que se merecen y necesitan. ¡Juntos lo podemos hacer!