POR GERARDO VARGAS.
– El trabajo legislativo con frecuenciase orienta por el interés de los legisladores en conservar su empleo, antes que por el bien de la nación. Después de las elecciones de noviembre Republicanos y Demócratas cortejarán al electorado, declarándole su simpatía y prometiéndole solución a todos sus problemas.
Esta danza que se repite cada cuatro años, concluye con la elección de un Nuevo Presidente y el abandono de las “promesas electorales”. En ese archivo quedó “enlatada” la reforma migratoria, hoy a punto de ser liberada como resultado de un pacto entre Democratas e Hispanos.
Por eso la promulgación de una Orden Ejecutiva que incorpore a los indocumentados a la vida económica y social será la premisa y la garantía más eficaz para asegurar el voto hispano en las urnas para los demócratas.
La razón es evidente: a los hispanos les quedará muy claro que por su propio interés deben votar por un presidente demócrata para evitar que llegue un presidente republicano y maniobre para revertir el decreto del Presidente Obama.
De la amplitud de la Orden Ejecutiva dependerá la fortaleza de ese “pacto”. Si el Presidente Barack Obama firma la Orden Ejecutiva sobre migración, como ya lo ha expresado, en consecuencia estará firmando ese “pacto” entre demócratas y los hispanos: Tú me cuidas, Yo te cuido; Tú me das, Yo te doy; Tú legalizas a mis hermanos de raza, Yo voto por los Demócratas.
Por otra parte la política de los republicanos hacia los hispanos puede jugar en su contra:
1.) La lucha que los republicanos ha sostenido durante la administración Obama contra la institución presidencial ha dejado claro que ellos “gobiernan” para ellos. El bien de la nación les es marginal y su interés por el electorado se inscribe en temporadas electorales. Esa realidad no escapa al análisis más superficial que un elector hispano hace antes de votar.
2.) La política republicana de la negación les lleva a perder el voto hispano antes que den a conocer a sus candidatos: les resta votos en vez de sumar. Tienen la creencia errónea que un candidato de origen hispano y alma republicana llevará a los electores hispanos a su redil.
3.) Eso provoca que el mayor adversario los republicanos en su búsqueda de la Presidencia senan los mismos republicanos. Personas como Rick Perry, Steve King, Joe Arpaio.
4.) La oferta de una reforma migratoria será la estrategia republicana para ganar la Presidencia. Nadie les creerá luego de ocho años de propaganda gris, y si no la incluyen tampoco les creerán. En ambos casos no tendrán oferta política para el electorado hispano.
5.) Un candidato republicano hispano podría estar en la lista corta de precandidatos a la presidencia (con la intención de conquistar al electorado hispano). Este sería el camino más rápido para que los republicanos pierdan la elección:
a) Los hispanos políticamente elegibles para contender por la Presidencia han ganado elecciones en enclaves con una alta población latina, pero en una elección presidencial serían sometidos al escrutinio de los bastiones conservadores. En ese escenario restan más que suman;
b) El electorado no está preparado para elegir a un presidente hispano. Aunque los hispanos han estado en América antes que los afro-americanos, en la cultura política que comparte el electorado hispano continúa siendo considerado un intruso, un indocumentado, y en tiempos electorales un mal necesario. No obstante, cualquier fórmula viable en la vicepresidencia debe incluir a un hispano.