Por Mordecai Szcepan*.
Lo que era importante ayer ya está olvidado hoy. Es por eso que buscando hacer una revisión del año 2015 evoco que “hacer monos” o comics siempre ha estado sujeto a la crítica; pero después del ataque a Charlie Hebdo su trabajo se hizo más difícil:
durante el 2015 dibujantes de todo el mundo fueron objetivos de amenazas, persecución, tortura.
El asesinato a tiros de doce caricaturistas nos impactó a todos. Un hecho sin precedentes en su brutalidad en atacar la libertad de expresión. Bajo el lema Je suis Charlie, personas de todas partes se solidarizaron con las víctimas, por supuesto los caricaturistas lo hicieron a su manera, creando “más monos”.
Sin embargo, 2015 fue un año negro para la libertad de expresión. Más de 150 periodistas y otros tantos activistas terminaron en las cárceles de todo el mundo. Y al menos 74 personas perdieron la vida.
A menudo, las autoridades estatales son sus mayores enemigos: Debido a que los monos critican cosas sin tomárselas en serio. Se burlan de la sensibilidad de los gobernantes y dignatarios, se condensan temas complejos a dibujos de fácil comprensión. A veces, también ellos pueden caer en la incitación a la violencia cuando están obcecados por el prejuicio.
Por eso hoy recuerdo la situación dos dibujantes. En representación de cientos de ellos.
Gunduz Agaev, Azerbaiyán
Agaev fue presionado por el gobierno para trabajar como delator bajo amenaza de prisión. Logró escapar de su casa y en la actualidad vive en Georgia y Ucrania.
Atena Farghadani, Irán
En protesta contra una ley que restringe la libertad de acceso de las mujeres iraníes a los anticonceptivos, la iraní Atena Farghadani publicó una caricatura en su perfil de Facebook. Los diputados eran dibujados como un mono y un buey. En junio 2015, un tribunal la condenó a casi 13 años de prisión, entre otras cosas por “difundir propaganda contra el sistema” e “insultar parlamentarios”. Al día de hoy no hay claridad si sigue viva o no.
En México
Los caricaturistas en México, no son perseguidos y existen pocos casos vinculados a censura, reconocieron los trabajadores del lápiz, durante una conferencia de prensa realizada en noviembre pasado en la Ciudad de México.
Eso sí, Francisco Calderon, un veterano “monero” reconoció que puede haber caricaturistas que podrían autocensurarse por motivos de seguridad: “Ahora tampoco soy ciego, diré que con toda esta bronca del narcotráfico, una cosa es decir algo desde la comodidad del Distrito Federal y otra es un caricaturista en Badiraguato que haga una caricatura contra “El Chapo” si puede jugarse la vida” indicó.
Al parecen en México, a diferencia del periodismo escrito, los caricaturistas tienen menos problemas, en buena parte por autocensura.
En cualquier caso, finalizo repitiendo la frase de Evelyn Beatrice Hall, luego de la matanza en Charly Hebdo: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero yo voy a la muerte defender tu derecho a decirlo”.
*Mordecai Szczepan, era analista y comentarista político en Sudamérica. Residente en Madison hace algunos años, aquí es un trabajador migrante como cualquier otro.