Por Jorge Zeballos S.- Luego de seis meses de intensas negociaciones Barack Obama anunció la inminente reapertura de embajadas en La Habana y en Washington DC, tras décadas sin relaciones diplomáticas y marcadas por un amargo conflicto.
La reapertura de la embajada de Estados Unidos en La Habana está programada para el próximo 20 de julio. Ese día el canciller John Kerry encabezará la ceremonia de izamiento de bandera que inaugurará la embajada estadounidense en la capital cubana. Suena de ciencia ficción, pero es verdad y nos alegramos por los activistas locales como Ricardo González o Jon Heinrich de Madison, que con su perseverancia han sido parte de hacer posible ese cambio.
Lo del 20 de julio promete ser la antesala de una renovación necesaria en el paradigma de las relaciones internacionales. La negociación y el dialogo; analogía que contrasta con el 26 de julio de 1953 cuando el asalto al cuartel Moncada fue la antesala de una revolución que en su origen fue fuente de aire puro a una generación de latinoamericanos.
La reapertura de las embajadas significa el total restablecimiento de las relaciones diplomáticas, pero no la total normalización de los lazos. Está aún pendiente resolver el levantamiento del embargo económico impuesto a la isla en 1962 y la devolución de los terrenos que ocupa la estadounidense base naval en el puerto de Guantánamo.
Por su parte, Cuba debe avanzar en nuevas dinámicas de aceptación de la disidencia, transitar a sistemas democráticos de seguridad que modifique el fuerte control sobre la vida de sus ciudadanos y dar garantías de pluripartidismo.
Será un proceso que tomará años pues durante la Guerra Fría se montó un enmarañado legal que da forma al vigente embargo comercial y financiero a Cuba. Su desmonte depende del aparato legislativo de Estados Unidos, en particular de los senadores y legisladores que han construido sus carreras en base al apoyo electoral de las agrupaciones anticastristas asociadas a los “marielitos”, los cubanos que migraron en masa desde del Puerto de Mariel hacia los Estados Unidos, entre el 15 de abril y el 31 de octubre de 1980.
A consecuencia de una coyuntura local con opositores políticos asilados en la embajada de Perú, Fidel Castro autorizó ese año a que los exiliados en Miami recogieran a sus familiares, atracasen sus embarcaciones en el puerto del Mariel, al oeste de La Habana y se lleven a todo el que quisiese. Resultó en una ola de 125 mil cubanos que salieron por el puerto del Mariel cambiando para siempre la idiosincrasia de La Florida.
A nadie le conviene un cambio drástico y repentino en Cuba. La frase clave será negociar cultura y poder en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Es una oportunidad para el experimentado movimiento de solidaridad de Wisconsin con Cuba para reavivar entusiasmos, incorporar sangre nueva y diversa y poder conducir —en esta ocasión— a unos y otros a mejor puerto.
Por cerca de 50 años, la percepción del ciudadano de la calle sobre Cuba, un país aislado de forma obsesiva desde 1962, fue modelada por información de segunda mano. La reapertura de embajadas irá en beneficio directo de las organizaciones que activan en pro del entendimiento. Organizaciones como la “Pastors for Peace Caravan to Cuba”, iniciativa que busca mantener la presión para terminar con las restricciones que impiden la normalización y que prueba el renovado impulso de los promotores de las relaciones cubano-estadounidenses. Mientras la organización “Wisconsin Coalition to Normalize Relation with Cuba” (wicuba.org) podrá apelar a una audiencia más amplia en sus programas de visitas a la isla.
Por otra parte, Madison es ciudad hermana de Camaguey y el interés por renovar esas relaciones pasa también por un buen momento. Sólo el primer semestre de este año la ciudad fue domicilio de la exposición “Photography in Cuba Today” en el Chazen Museum of Art y de una serie de charlas en el Pyle Center que se beneficiaron de la visita de Nelson Ramírez de Arellano, director de la Fototeca Nacional de Cuba. Por otro lado, luego del éxito del viaje “A People to People Experience” en abril, la Coalición prepara para septiembre “Cuba: Past, Present and Future”, un viaje de solidaridad que llevará ciudadanos estadounidenses a la isla para aprender sobre el pueblo cubano, sobre educación, las prioridades vitales de Cuba, como también pasear por los sitios del Patrimonio Mundial y gozar la cultura isleña.
El restablecimiento de relaciones diplomáticas es una victoria de este tipo de organizaciones solidarias. Lograron modificar la política de Estados Unidos hacia Cuba “desde el cambio de régimen al cambio sistémico”.
Jorge Zeballos es periodista y analista internacional. En la actualidad colabora en el periódico en español La Comunidad News y la audición “En nuestro patio” de radio WORT , Madison.