Por JZS/LCNews.
En Wisconsin, el domingo 1° de mayo más de 5 mil personas marcharon en Milwaukee en apoyo a los derechos de los inmigrantes, trabajadores y estudiantes. Los manifestantes portaron carteles y pancartas instando a la Corte Suprema de EE.UU. de mantener la DAPA y DACA Plus, una acción ejecutiva que extiende la protección de expulsión a los padres de los jóvenes inmigrantes.
Este año el capítulo de Voces de la Frontera de Madison dispuso de dos buses para quien quisiera pudiese asistir a la marcha desde la capital el Estado.
El llamado fue escuchado en su mayoría por familias trabajadoras y de clase media.
El Centro Hispano fue el punto de partida y durante la mañana del domingo recibió con desayuno y panes dulces a quienes llegaron temprano.
En los buses el ánimo resultó relajado, mientras unos platicaban otros aprovecharon de arrancarle unos minutos más al sueño y dormitaban. Los encargados de los buses Grisel Tapia, de Voces de la Frontera-Madison y Ramón Argadoña, sindicalista del Service Employees International Union, SEIU, contaban y volvían a contar a los pasajeros. “Nadie quiere que al regreso se nos quedé gente abajo”, advierte chispeante Argandoña.
Se da una situación curiosa. Los pasajeros platican relajados en español y los pocos no hispanos tienen que pedir cada tanto que traduzcan al inglés las instrucciones o comentarios. La gente ríe.
Al llegar al punto de inicio de la marcha en Milwaukee, la sede central de Voces de la Frontera, situada en el vecindario Walker Square , los madisonitas se encuentran con una calle convertida en una fiesta callejera.
Apenas desciende del bus el grupo de los madisonitas se toma una foto. Ahí están, entre otras, el matrimonio Sánchez-Arce de Fitchburg y sus hijas; la familia Tecuan de Vera Court, la familia Cuahuizo de Puebla, y la —ahora célebre— familia Brito, luego que una de sus hijas
la familia Tecuan de Vera Court, la familia Cuahuizo de Puebla, y la —ahora célebre— familia Brito, luego que una de sus hijas, Yaritza, se convirtiera en uno de los símbolos inopinados del Día sin Latinos del pasado mes febrero.
Pero también hay personas solas. Los amigos y jóvenes trabajadores Francisco González y Benigno Cruz se entusiasman con el ambiente y la posibilidad de hacer amigos. El nicaragüense Clemente Carrión, quien vive en el Downtown, se entretiene visitando los stands.
La música norteña suena fuerte desde un escenario un escenario y una multitud pasea entre varios stands dispuestos por los organizadores. Uno de ellos ofrece frutas, el otro información sindical y más allá servicios legales. La calle está decorada por banderas nacionales. Entre ellas por supuesto, aquella que fusiona la tricolor de México con las barras y estrellas americana, y que pasea con orgullo Pedrín Pedrusco Sánchez, que trabaja en El Azteca Mexican Restaurant de Menasha.
Cuando “Somos más americanos” de “los Tigres” empieza a sonar la gente se prende y algunos cantan. La banda que la interpreta se llama “Los plebes Dela Sierra” y su líder señala luego entusiasta:
“Bueno pues vámonos a echar corridazos hoy en la marcha. A lo de Voces de la Frontera lo hacemos por invitación y pues, luego en una privada, a que siga la parranda fierro”.
Voces adultas; voces jóvenes
Pero este apoyo a las demandas laborales no ocurrió sólo en Milwaukee. Este año se realizaron marchas simultáneas en más de 20 ciudades de Estados Unidos. Y como es usual, cada marcha puso énfasis en alguna demanda en particular.
Con voz muy calma don Clemente Carrión quien no representa sus más de 70 años explica: “Vine aquí porque soy latino y soy trabajador. ¿Dónde más podría estar hoy? sino apoyando a los trabajadores. Yo mismo soy trabajador”.
Unos protestan contra el racismo, otros para defender derechos migratorios. Pero el hilo conductor sigue siendo, la defensa de los derechos del trabajador.
Christina Neumann-Ortiz, directora ejecutiva de Voces de la Frontera se mueve de un lado a otro, recibiendo a las delegaciones de “Voces” de otras ciudades y coordinando algunas cosas. Aun así se da tiempo para saludar a todos y explicar cuantas veces sea necesario que “Hay un hilo común en estas marchas por todo el país. Buscamos presionar en grupo para lograr la identificación local para los inmigrantes que sean efectivos y también el fin de las deportaciones”.
Y aunque algunos políticos de primera línea asistieron a la marcha, entre ellos el presidente del Consejo de Milwaukee Ashanti Hamilton y el ex senador estadounidense Russ Feingold, lo que más llama la atención de esta marcha no son “los rostros” sino la capacidad de Voces de la Frontera de convocar a personas jóvenes. No sólo como público sino también como organizadores activos.
Una de estas jóvenes es Nury Plascencia, de familia jalisqueña y actual estudiante de la Mount Mary University.
Le acompañan sus amigos, forman un grupo alegre y bullicioso, han creado carteles y afiches. Los chicos se divierten, muestran una actitud extrovertida y segura de sí mismos que los diferencia de la generación de sus padres.
“Es que ahorita nuestras voces cuentan. Y está marcha ayuda a las personas que lo necesitan”, asevera en inglés la joven a un reportero de un medio de Milwaukee.
Nury es seguidora tanto del Guadalajara como de los Packers y acaba de convertirse en ciudadana de Estados Unidos y votara por primera vez en las próximas elecciones.
En esos momentos iniciales se une a la muchedumbre Russ Feingold. Se ve relajado, ha decidido marchar todo el trayecto. Desde la sede de la organización hasta la Corte del Condado de Milwaukee.
José Hernández vive en Waunakee y se le ha acercado junto a su hijo adolescente para lograr un momento de atención con el popular candidato a senador demócrata.
“Hola yo solo quería conocerle y saludarle. En mi trabajo los que votan me dicen que van que votar por usted. Y qué usted nos quiere acá”, le dice en español. Feingold amable le estrecha la mano, pero no tiene más que responder que su sonrisa, hasta que el hijo de José le traduce.
Feingold le indica a Hernández que está en lo cierto, que él busca impulsar la reforma migratoria integral; pero la conversación no continua porque son muchos los que buscan tomarse una foto con el candidato que sueña con arrebatar el puesto al incumbente, el senador Ron Johnson.
La marcha a comenzando. Se extiende por varios bloques o cuadras. Entre gritos y cantos se aprecia multitud de pancartas pidiendo por tarjetas de identificación, salarios dignos, y la aplicación de la DAPA.
La hora de los discursos y los compromisos
La marcha de este 1ero de mayo terminó en un acto en pórtico de la corte de Milwaukee. Desde la escalinata el ex senador Russ Feingold, afirmó su compromiso de apoyar los derechos de los inmigrantes si es elegido para el Senado de nuevo.
Feingold inicio con un relato entrañable sobre sus abuelos inmigrantes, en donde reconoció tanto, la importancia de conservar la lengua materna; como el tener buenas posibilidades de acceso a aprender la lengua del país de acogida.
El ex gobernador nacido en Janesville es nieto de Max y Dina dos migrantes rusos e intelectuales que hablaban ídish, la lengua de los judíos de Europa Oriental.
“Por supuesto en la época de mis abuelos no habían buenas escuelas con ídish cómo segunda lengua”, bromeó Feingold buscando destacar la importancia que los idiomas familiares se transmitan de modo adecuado.
Asimismo expresó: “Tenemos que proporcionar una vía a la ciudadanía para todos los que viven en las sombras”. Y explicó: “una gran cantidad de republicanos dicen que primero tienen que cerrar la frontera, pero eso es sólo una excusa para evitar proporcionar un camino a la ciudadanía y el estado de igualdad a 11 millones de personas que están trabajando muy duro para construir nuestro país y construir el gran estado de Wisconsin”.
Feingold no estuvo sólo en su demanda.
El alder de Milwaukee José Pérez, entusiasmó a la audiencia cuando inició en español:
“Buenas tardes ¿dónde está el pueblo unido? (gritos), ¿No se oye? Más fuerte amigos (gritos y risas).
“Primeramente te quiero dar las gracias por estar presente hoy y en cada marcha”, arrancó el alder Pérez, quien creció en una familia portorriqueña y ha hecho una carrera cómo sindicalista del AFL-CIO.
“En esta elección su participación será importante”, prosiguió.
“Te quiero dejar saber que los concejales aquí vamos a luchar hasta el fin. Hasta que tengamos las identificaciones locales. Vamos a luchar y a pelear eso, para que lo sepan.”
Por su parte el presidente del Concejo de Milwaukee Ashanti Hamilton, acompañado por el concejal Nik Kovac, se comprometieron a luchar en el Concejo por sostener las tarjetas de identificación locales o “local ID’s” que el condado de Milwaukee tiene disponibles para las personas en situación irregular.
“Sabemos que el gobernador está tratando de impedir la creación de identificadores locales, pero en nombre de mis colegas aquí presentes y aquellos que no están aquí, vamos a luchar hasta el final para asegurar que tendremos nuestros documentos de identidad local”.
El alder se refería a la reciente decisión del gobernador Scott Walker de sancionar la medida SB 533, que establece restricciones a la elaboración de tarjeta de identificación emitida por una ciudad o condado.
La comunidad inmigrante de Wisconsin tenía la esperanza que el gobernador no sancionara la polémica ley, y que había motivado las grandes movilizaciones hispanas del invierno recién pasado. Pero los partidarios argumentaron que la ley reduce la confusión y el fraude electoral y promueve la coherencia.
Finalizó el alderman Pérez expresando: “Tenemos el control local y vamos a ejercer ese control. Vamos a asegurarnos que todos los residentes estén presentes en nuestra comunidad (…) Quiero remarcar las palabras de mi colega Perez:?? (no está hablando él) Los derechos civiles y los derechos humanos de las personas que viven en esta ciudad no se ignoran o se niegan”.
La familia Ruíz explica algunas cosas
La actividad finalizó con una nota personal. Luego de los políticos, luego de las consignas, cuando todo parecía haber concluido Christine Newmann-Ortiz presenta a la familia Ruíz, que sube completa al improvisado escenario.
Gabriel Ruiz, es uno de los miles de trabajadores en la manifestación. Él trabaja en una fundición y ha venido junto a su familia desde Racine. Por intermedio de su hija mayor, tanto él como su esposa califican para ser beneficiado con la acción DAPA.
“Día tras día vivo con el temor de ser detenido y luego, deportado”, explica a quien quiera escuchar su historia. “Por eso sólo le pido al gobierno que nos otorgue la oportunidad de DAPA, para que pueda salir de las sombras y seguir contribuyendo a este país. ¡Quiero vivir sin miedo!”, dice.
Cerca de él está su esposa y sus dos hijas.
Una de ellas es Valeria Ruíz, una joven que trabaja como asistente de ventas en Putzmeister America. No es la primera vez que lo hace. Valeria Ruíz ha preparado unas palabras que lee desde su Iphone, y cuenta su historia personal, logrando esa conexión vital entre la demanda teoría, el slogan al aire y la cruda realidad. Si alguien tuviese aún alguna duda porque sale a marchar la gente un 1° de mayo, no queda más que reproducir sus palabras.
“Siempre me emociona estar aquí, y hoy es mi décimo aniversario desde la primera marcha que asistí”, escribe en su red social.
La joven Ruiz viste chaqueta negra con cierres metálicos y jeans. Se ve animosa y habla con energía. Explicó la razón de todo esto mejor que cualquier profesor, político o activista:
“Buenas tardes mi nombre es Valeria Ruiz. En el 2006 éramos miles de personas; hoy en día somos menos, tal vez porque empezamos a perder la fe luego de tantas falsas promesas. O tal vez a causa de todas esas deportaciones masivas que han separado nuestras familias.
El 15 de julio del 2012, por un momento recibimos un momento de alivio, el Presidente de los Estados Unidos Barack Obama emitió una orden llamada o acción: “Deferred Action for Childhood Arrivals”, mejor conocida como DACA. Al calificar para esta acción ejecutiva, recibimos una oportunidad nueva. Una oportunidad de seguridad porque recibimos un seguro social; pero más que todo se nos otorgó protección a no ser deportados.
“(…) En lo personal, DACA me ha beneficiado mucho, no sólo en lo económico; pero por otro lado, también me afecta en las precauciones que debo tomar. Al cometer cualquier delito o infracción, no importa cuán insignificantes sea, corro el peligro de perder mi DACA.”
“Además, como soy la única que tiene licencia de conducir en casa, una de las responsabilidades que tengo como adolecente migrante es encargarme que las placas de los vehículos de mi familia tengan mi nombre para que así mis papás no tengan miedo de ir al trabajo por miedo a que lo paren.”
“(…) Por eso (…) No es justo ver que hoy día hay fábricas que pagan 7,25 la hora y te piden que trabajes doce, dieseis horas o más. No es justo que la gente no se pueda quejar por el temor a ser corridas. Y esto ¿por qué?, por el solo hecho de ser indocumentados.”
“Por eso, tenemos que poner todo de nuestra parte, porque yo no sé ustedes pero para mí personalmente, mi futuro depende de estas elecciones. Mi futuro y el de mi familia, literalmente, dependen del resultado de esta elección. Yo me voy a asegurar que este 5 de noviembre hagamos un cambio, pero es necesario que la pongamos todo de nuestra parte.”
“Nos quisieron encerrar, pero no sabían que éramos semillas. hoy les digo que ya no tengo miedo, hoy estoy aquí y estoy para quedarme. Ya basta, y ya basta de tener miedo, y ya basta de ser tratado como un violador un criminal o un traficante.“
“Estamos aquí para darles un mejor futuro a nuestras familias y dicen que estamos en el país de las oportunidades; pero no nos dan la oportunidad de darnos ver. Anualmente contribuimos con el sistema con más de 12 millones de dólares ¿qué más quieren?. Recuerden somos el color de la tierra. No somos más unos migrantes más ¡Somos el mundo, y viva la revolución!”
Después de eso, cualquier otra palabra hubiese sobrado. El grupo de Madison volvió satisfecho de participar en este 1° de Mayo, Día internacional de los trabajadores. Una fecha que no deja de sorprender pues es conmemorada en casi todo el mundo, excepto en los Estados Unidos.
Al menos los inmigrantes ha vitalizado esta fecha que conmemora la ejecución de cinco sindicalistas que pedían una jornada de 8 horas en 1886. Las vueltas de la vida, ellos eran inmigrantes que vivían ¡oh sorpresa! en Illinois y Wisconsin.