Después de la matanza en Orlando podemos pasar las próximas semanas ventilando nuestros miedos y frustraciones; o podemos tomar en serio la necesidad de frustrar el culto a la muerte que logra envenenar a algunas personas con trastornos de personalidad.
La masacre ocurrida en un bar de Orlando en medio de una noche latina ha sido un estridente recordatorio de al menos dos cosas.
Primero, que la discriminación que aún enfrenta la comunidad LGBT renovó los motivos de muchos wisconsonitas para marchar en algunos de los muchos desfiles del Orgullo Gay convocados para este mes.
En efecto para aquellos que el año pasado marcharon alegres en la marcha del orgullo en Madison tras el festivo camión que organizó Alianza Latina (que agrupa a la comunidad LGBT latina y sus amigos del condado de Dane) fue triste saber, por ejemplo, como Eddie Justice, quien se encontraba en el bar ‘Pulse’ durante el tiroteo en Orlando, pidió a su madre llamar a la policía y decirle: “Ahí viene. Voy a morir”, fue su último mensaje.
Es triste porque para muchos latinos e hispanos los bares y discotecas gay han sido refugios libres de vigilancia, espacios llenos de iguales y donde definitivamente se puede escuchar la mejor música bailable. Son espacios donde nadie juzga con desaprobación.
Es por eso que la masacre en un club nocturno de Florida fue un estridente recordatorio de la discriminación que aún enfrentan todos aquellos que suelen ser discriminados.
Y segundo, nos hace recordar la ausencia aún de un esfuerzo internacional concertado para prohibir, desfinanciar y marginar a aquellos líderes extremistas, tanto los brillantes como los torpes, quienes por todos los medios posibles viven de crear discursos de llenos de odio, justificando la violencia y usando la religión para provocar, para herir, y luego se desenmarcan engreídos de sus secuelas, cómo cuando en Orlando, San Bernardino u Oak Creek persona desequilibrada simplemente pone en práctica lo han predicado.
Ya no basta con rezar
Lo que llevó a Omar Mateen a matar a gente que bailaba y departía en la discoteca de Orlando en la madrugada del 12 de junio aún se investiga; pero gustaríamos saber ¿A cuáles líderes políticos o religiosos prestaba atención? ¿Qué sitios web frecuentaba? ¿Dónde obtuvo información práctica para preparar y llevar a cabo su devastador crimen?
Mientras tanto en Wisconsin la clase política ha reaccionado del modo acostumbrado. Por un lado llaman a rezar y por otra se comprometen a trabajar. No nos parece suficiente pues no debemos olvidar que el año pasado hubo un ataque similar en Oak Creek, Wisconsin donde las víctimas fue una comunidad sij, y no se advierten grandes aprendizajes.
El senador Ron Johnson, presidente del Comité de Asuntos de Seguridad Nacional y Gubernamentales del Senado ha dicho:
“Mis pensamientos y oraciones están con las víctimas y sus familias y los hombres y mujeres que arriesgaron sus vidas para salvar a otros valientes. Mi comité trabajará para apoyar el papel del gobierno federal en la investigación de este ataque terrorista y la protección contra nuevas amenazas. Como estadounidenses, debemos unirnos para derrotar a la amenaza del terrorismo para la seguridad de nuestra nación”.
Por su parte la senadora Tammy Baldwin declaró:
“Como nación, hemos sido testigos de una tragedia histórica en Orlando. Al ofrecer nuestros pensamientos y oraciones, también debemos darnos cuenta que no son suficientes. Esto no fue un ataque horrible más contra la comunidad LGBT; fue un ataque a las libertades que todos apreciamos. La pregunta ahora para América es sí ¿vamos a unirnos y permanecer unidos contra el odio, la violencia armada y el terrorismo? Tengo entendido que puede no ser fácil, pero sé que somos mejores que esto y ya es hora de actuar en conjunto”.
De igual modo, el representante del distrito 2 en Washington, Mark Pocan expresó vía Twitter el mismo domingo: “Desgarradora noticia desde Orlando, donde al menos 50 personas han perdido la vida en un tiroteo masivo. ¿Cuántas muertes más por armas [hasta] que el Congreso se decida actuar? Mis pensamientos están con las familias de las víctimas y con todos los afectados durante el mes del orgullo [gay]”.
Por último, el candidato a senador Russ Feingold parece apuntar en esta doble dirección: “Mi corazón está dolido mientras sabemos más sobre el terrible atentado en Orlando, que fue a la vez un acto de odio y un acto de terrorismo. Nuestros amigos LGBTQ, los vecinos y todos los estadounidenses tienen derecho a sentirse seguros y a salvo, y nunca deberían tener que temer a las amenazas de violencia”.
En LCNews creemos que es necesario centrar los recursos y la atención estratégica en la lucha contra el radicalismo violento en su raíz, es decir; dónde los asesinos de mañana se están imbuyendo de odio.
El alcalde de Madison Paul Soglin, acompañado del jefe de policía Mike Koval, en respuesta al tiroteo en conferencia d prensa dijo: “Tenemos que hacer frente a la Asociación Nacional del Rifle y a los vendedores ambulantes de la muerte”.
Estamos de acuerdo y agregamos que la tarea es recomponer comunidades en Bagdad, Milwaukee o San Pedro de Sula para terminar con las circunstancias sociales, legales y políticas que facilitan que predicadores del odio y el resentimiento obtengan la legitimidad social que provoca que su rencor en las manos de otros, se radicalice hasta convertirse en odio homicida.